Today I have a question whose exploration yield
results similar to the question what came first, Chicken or egg?
What comes first, loyalty or honesty? Let's start by
analyzing what is honesty. We know that honesty is synonymous with veracity and
this refers not only to the words we speak but to our behavior in every act of
our life and that honesty is not just
assume our guilt but also not praising people when we do not want to or we do
not believe they deserve praise. It also means to do not pretend that we like
what dislike, to do not tolerate what seems intolerable, not preaching what we
do not believe in. We are dishonest when we cultivate our friendship in the
hearts of people we do not appreciate, when we pretend to love to prolong a
relationship that is already dead. There are many ways to be dishonest in our
daily lives, perhaps the most common is when a person who is sexually
unsatisfied fakes orgasm instead of discussing it with her partner and solve it
because her taboos are such she cannot see a way out of the vicious cycle and
overcome it but this is not the topic to be discussed today, I mentioned it
only as a form of dishonesty.
Honesty is not to tell all you think either, we do not
need to go through life creating wounds in those which are part of our
environment. There is no need to tell someone “you're ugly”, she has mirrors in
her house and uses them daily. She knows well what she looks like. If we have
to say it because we had been asked to we must be frank without ignoring the
fact that there are ways to say what displeases without hurting the feelings of
others and without falling into mockery.
Sometimes mocking others comes so easy that we do it
without trying to. When I finished high school went to study in the Rocky
Mountains, northwest of America, I had already been two semesters in the same
household with the same roommates when a girl with the biggest breasts I've
seen in my life moved in, my mates begun teasing her every day and often wore
her brassieres in their asses while calling her busty. I stood outside the
teasing until one morning the girl, on the verge of tears, asked me for support
–“They are not so big, are they?”- I look at her as if I was analyzing her body
and immediately said -“No, you just need to grow ten feet up and they'll look
good!” The laughter of my roommates came immediately. I did not like the girl
but she did not see the disgust in my little sociability, she associated my
silence with the idea that if I am a foreign I do not speak the language;
candidly she thought she could find support in me and it was worse. Of course,
my attitude was not appropriate; I brought out as an example of what not to do,
although I must confess that I still laugh when I remember it. As I said
before, sometimes it is easy to fool others when we can be honest without
hurting feelings or keep for ourselves our opinions.
Dishonesty is a form of lying and falsehood always
ends up being discovered. Truth opens to itself major highways amidst our
forests of lies without any help. It may be, for example, that this day did not
want to eat that dish we dislike but always eat as courtesy and we confessed
that we do not like it. The memory of our host goes immediately to the day he
served it the first time and we pretended to loved it. Imagine the thoughts of
our host: -you do not
like today, neither you liked that first day, this recipe is complicated to
prepare, I have cooked it many times just because you like it- what disillusionment! The disenchantments with which
we fill the souls of those who are part of our lives eventually replace the
good feelings that once united us, as with the story of the camel and his
master amid a sandstorm in the desert. Master pitched his tent and got into it
leaving out the camel. Camel got his nose in because he could not breathe, then
head because he could not see and gradually occupied the entire tent and the
master had to leave. Once the camel of the disappointments we have caused
occupies the carp of the hearts we hurt the relationship cools and dies.
Being honest without hurting is a difficult art to
cultivate but you will become a master in it over the years if you insist that
fidelity is first. That who is dishonest is not faithful.
ENTRE
LA LEALTAD Y LA HONESTIDAD
Hoy
quiero formular una pregunta cuya exploración arrojara resultados similares a
los de la pregunta quien vino ¿primero la gallina o el huevo?
¿Qué
es lo primero, la lealtad o la honestidad? Empecemos por analizar que es la
honestidad. Sabemos que honestidad es sinónimo de veracidad y esto se refiere
no solo a la palabra sino a nuestras conductas en la cotidianidad de la vida y
es que honestidad no es solo asumir nuestras culpas es también no elogiar
cuando no deseamos hacerlo o no creemos que la persona en cuestión merezca
elogios. No pretender que nos gusta lo que no nos agrada, no tolerar lo que nos
parece intolerable, no predicar aquello en lo que no creemos. Somos deshonestos
cuando cultivamos nuestra amistad en los corazones de personas que no apreciamos,
cuando fingimos amar para prolongar una relación que ya está muerta. Hay muchas
maneras de ser deshonestos en nuestro diario vivir; tal vez la más común es la
de la persona que se siente sexualmente insatisfecha pero en lugar de
conversarlo con su pareja y resolverlo finge una y otra vez el orgasmo porque
sus tabúes son de tal magnitud que no encuentra el camino para salir del
circulo vicioso y superarlo pero este no es el tema que trataremos hoy, solo lo
he mencionado como una forma de deshonestidad.
Ahora
bien, honestidad tampoco es decir todo lo que se piensa, no es necesario que
vayamos por la vida creando heridas en aquellos que forman parte de nuestro
entorno. No es necesario decirle a alguien que fea eres, en su casa hay espejos
y ella los usa a diario. Ella sabe bien que aspecto tiene. Si nos toca porque
se nos pregunto debemos ser francos sin obviar el hecho de que hay maneras de
decir aquello que desagrada sin herir los sentimientos de otras personas ni
caer en burlas. A veces burlar a otros nos resulta tan fácil que lo hacemos sin
premeditación. Cuando termine la escuela secundaria fui a estudiar en las
montañas rocallosas, al noroeste de América, llevaba ya dos semestres en la
misma residencia y con las mismas compañeras cuando se mudo una chica con los
senos más grandes que he visto en mi vida, a mis compañeras les dio por
burlarse de ella y a menudo se ponían los sostenes de la chica en el trasero
mientras la llamaban tetona. Yo permanecí al margen de las burlas hasta que una
mañana la chica, al borde de las lagrimas, me pregunto en busca de apoyo
¿Verdad que no son muy grandes? Yo la mire como si lo estuviera analizando y
acto seguido respondí –No, solo tienes
que crecer unos tres metros y se van a ver bien. Las carcajadas de mis
compañeras no se hicieron esperar. La chica no me agradaba pero ella no vio el
desagrado en mi poca sociabilidad, asocio mis silencios con su idea de que si
soy extranjera no hablo bien el idioma, ingenuamente pensó que podía encontrar
apoyo en mí y le fue peor. Claro que mi actitud no fue la apropiada, la traje a
colación como ejemplo de lo que no debemos hacer, aunque debo confesar que aun
me rio al recordarlo. Como dije antes a veces resulta fácil burlar a otros
cuando podemos ser francos sin herir sentimientos o reservar para nosotros
mismos nuestras opiniones.
Ahora
bien la deshonestidad es una forma de mentir y la mentira siempre termina por ser descubierta. La verdad se abre
grandes autopistas en medio de nuestros bosques de mentiras sin ayuda de nadie.
Puede ser, por ejemplo, que este día no quisimos comer ese plato que nos
desagrada pero siempre comemos por cortesía y se nos escapo que no nos gusta.
La memoria de nuestro anfitrión va inmediatamente al día que nos lo sirvió la
primera vez y fingimos que nos encanto. Imagina los pensamientos del anfitrión:
“-No te gusta hoy, tampoco te gustaba ese
día, esta receta es complicada, la he preparado muchas veces solo porque te
gusta, ¡que decepción!” Las
decepciones con que vamos llenando el alma de los que son parte de nuestra vida
terminan por reemplazar los buenos sentimientos que una vez nos unieron, tal
como ocurre con la historia del camello y su amo en medio de una tormenta de
arena en el desierto. El amo armo su carpa y se metió en ella dejando afuera el
camello. El camello metió la nariz porque no podía respirar, después la cabeza
porque no podía ver y poco a poco ocupo toda la carpa y el amo se tuvo que
salir. Una vez que el camello de las decepciones que hemos causado ocupa la
carpa de los corazones que hemos lastimado la relación se enfría y muere.
Ser
sinceros sin herir es un arte difícil de cultivar pero llegaras a dominarlo con
los años si insistes en que la lealtad es primero. El deshonesto no es leal.
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