Firstborn is synonymous with eldest son and the term
applies only to males. In some cultures it is permissible for men to separate
from his wife when he has had multiple births and has not born any male in
others it is awarded to a woman for her to beget a firstborn to her parents
when they are old and there has not been a son but the concept is actually
broader than being the first man of the house. If we were to find a synonym we
should rather use favorite, making it
clear that favorite here is not synonymous with complacency on the part of
parents.
Since the firstborn is given patriarchal authority
over his brothers when his father dies and therefore the administration of the
family’s property to protect his family and make sure that they remain united
and live in dignity, the firstborn is often far from being the oldest. To get
that mainstreaming place requires that the chosen meets certain attributes.
The firstborn must be wise because if he cannot save
his own soul from evil he cannot protect his family either, he must be
restrained in his spending or will squander the family’s property. Must be
tolerant or his complaining will end up breaking up with his kin. He must
listen to and support his own so that his decisions do not cause
dissatisfaction in his subordinates. Must be good or he will use his place to
sully the other members of the clan. He must be gentle so he can learn from his
father all that well help him guide his own when his father passes away. He
must be just or will deny to ones what they deserve and give to others what
they have not earned. He must be worthy since the others will follow him and
must love his people as if they were his own children because the one who loves
enjoys fulfilling his obligation with the same commitment he cares for his own
children.
The birthright is a place that is gained through the
conduct and therefore can be lost by it too. Judah obtained the birthright over
his three older brothers, thus becoming the leader of Israel, when Jacob took
it off from Ruben for being dishonest and refused it to Simeon and Levi for
livestock damage which was fortune and the family business in those days. The
same happened in heaven when the Lord obtained the birthright over Lucifer who
was the oldest and many others.
We do not know what they did to forfeit it but we can
infer what Lucifer did, in the book of Job when the Lord, who was still on
earth working on the creation, tells his brother: “oh you hath fallen angel of
the morning, you who could remove mountains ... I saw you come as a ray of
light” we can almost say
that obviously the cataclysms and the excess of ozone which produced gigantism
in plants and animals and even glaciations already have a guilty one. He must
have toyed with the whole creation flaunting his power. The joke came out
expensive; the momentary emotion to prove his own power dragged him away from
the presence of God.
Humans are not very different from that behavior. We
are addicted to danger. Just as we like extreme sports, endangering our bodies
for a few seconds of pleasure vertigo also often expose our souls for a little
while playing in the forbidden. Flirt with the profane gives our souls that
moment of vertigo we like. To obtain it we move into the ways of sin without
even realizing when we lost our way.
When we fall our first attitude is blaming Satan; he
did, he tempted us. We were white lamb in his hands, but how much we could
avoid of what we did and chose not to? The Lord made the gap for us to enjoy
the view from the top of Mt. Wrong exists to help us rejoice in choosing good.
Vertigo exists to keep us away from danger not to Let us throw ourselves in its
arms every time we see it.
I wish I could have a bit of luck to be granted by God
with the virtue of escaping terrified from sin every time it gets in my way.
Who could give me that one day I could rejoice of having walked in the ways of
the Lord without straying from its tracks even for a moment but I am a mere
mortal;
Abyss doesn’t scare me, Lord,
keep me on your paths. Wrap me in your arms, Lord, deliver me. Give me the
humility I need to win the chance to compete for the birthright between my kin
and for glory to your kingdom. Comfort me if I fail, Lord, do please forgive
me.
El
Primogénito
Primogénito es sinónimo de
hijo mayor y el término se aplica solamente al sexo masculino. En algunas culturas es lícito que los hombres
se separen de su mujer cuando ha tenido varios partos y no ha nacido ningún
varón, en otras se concede a una mujer para que ella engendre un primogénito
para sus padres cuando ellos ya son viejos y no ha habido un hijo varón pero el
concepto en realidad es bastante más amplio que ser el primer varón de la
familia. Si fuéramos a buscar un sinónimo deberíamos decir más bien el
favorito, dejando claro que favorito en este caso no es sinónimo de
complacencia por parte de los padres.
Dado que al primogénito se
le concede la autoridad patriarcal sobre sus hermanos al morir su padre y por
tanto la administración de los bienes familiares para que proteja a su familia
y vea que permanezcan unidos y vivan dignamente; el primogénito a menudo está
lejos de ser el mayor. Obtener ese lugar preponderante requiere que el elegido
reúna ciertos atributos.
El primogénito debe ser
sabio porque quien no puede guardar su
propia alma del mal tampoco podrá proteger a su familia, Debe ser comedido en
sus gastos o dilapidara los bienes familiares. Debe ser tolerante para que sus
reproches no acaben por disgregar a los suyos. Debe escuchar y apoyar a los suyos
para que sus decisiones no produzcan insatisfacción en sus subordinados. Debe
ser bueno o usara su lugar para mancillar a los demás miembros del clan. Debe
ser manso para que pueda aprender de su padre todo aquello que lo ayudara a
guiar bien a los suyos. Debe ser justo o negara a unos lo que se merecen y dará
a otros lo que no se han ganado. Debe ser digno pues los otros seguirán su
ejemplo y debe amar a los suyos como si fueran sus propios hijos porque quien
ama disfruta de cumplir su obligación con el mismo empeño que cuida a sus
propios hijos.
La primogenitura es un
lugar que se gana por medio de la conducta y por tanto puede perderse por medio
de ella también. Judá obtuvo la primogenitura por encima de sus tres hermanos
mayores, llegando así a ser el guía de Israel, cuando Jacob se la quito a Rubén por ser
deshonesto y se la negó a Simeón y Levi por dañar el ganado que era en esos
días la fortuna y el negocio familiar. Otro tanto ocurrió en los cielos cuando
el Señor obtuvo la primogenitura por encima de Lucifer que era el mayor y de
otros tantos.
No sabemos que hicieron
ellos para perder el derecho pero podemos inferir que hizo Lucifer cuando en
Job el Señor, que se encontraba en la tierra trabajando todavía en la creación,
le dice a su hermano: “has
caído oh ángel de la mañana, tu que podías trasladar los montes… yo te vi venir
como un rayo de luz” casi podemos decir que obviamente los
cataclismos y el exceso de ozono que produjo gigantismo en plantas y animales e
incluso las glaciaciones tienen ya un culpable. El debe haberse jugueteado con
toda la creación haciendo alarde de su poder. El chiste le salió caro, la
emoción momentánea de probar su propio poder la arrastro lejos de la presencia
de Dios.
Los seres humanos no somos
muy distintos de esa conducta. Somos adictos al peligro. Así como nos gustan
los deportes extremos, poniendo en peligro nuestros cuerpos por unos segundos
de placentero vértigo también, a menudo exponemos nuestras almas por un ratito
jugueteando en lo prohibido. Coquetear con lo profano le da a nuestras almas
ese momento de vértigo que tanto nos agrada. Para obtenerlo nos adentramos en
las sendas del pecado sin siquiera percatarnos de cuando perdimos el rumbo.
Cuando tocamos fondo
nuestra primera actitud el culpar a Satanás; él lo hizo, el nos tentó. Fuimos
manso cordero entre sus manos, pero cuanto de lo que hicimos pudimos evitar y
elegimos disfrutar? El Señor hizo el abismo para que disfrutemos de la vista
desde la cima del monte. Existe el mal para que nos regocijemos en elegir el
bien. El vértigo existe para que nos alejemos del peligro no para que nos
arrojemos en sus brazos cada vez que lo vemos.
Ojala me concediera
Dios la virtud de escapar espantada cada
vez que el pecado se cruce en mi camino. Quien me diera que pudiera un día
regocijarme de haber caminado en las sendas del Señor sin apartarme de sus vías
ni por un solo instante pero soy un simple mortal;
No
me espanta el abismo, Señor guarda mis sendas. Cobíjame en tus brazos Señor no
me liberes. Dame la mansedumbre que preciso para ganar la posibilidad de
competir por la primogenitura entre los míos y por la gloria en tu reino. Consuelame
si fallo Señor, perdóname.
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