We talk very often about being responsible. Responsibility
exercised in all its ways is subject of many of the conversations we as parents
have with our children. What we call responsibility is compliance with our home’s
rules, school and society. However, basic idea of all this effort to demand obedience is that our
children learn to be responsible to them, to respect and value themselves in
every way.
We have emphasized over
and over collective’s good is the goal we pursue as a family. Collective can also be job, church,
school ... We do certain sacrifices for the sake of our own community. Use our
spare time to do some work or take care of someone. We avoid enjoying certain
luxuries to be able to help other members of family have what they need. Up to
this point collective’s good and responsibility work well but sometimes, as an
act of responsibility, we are asked to behave in ways which will prevent us
from ours; what after all, is most important.
Some time ago I shared in this blog the story of
Nirmala, a little girl who lost her parents and founding herself helpless begun
working to give her little brother and sister better opportunities than hers.
Life didn’t ask her to be responsible and neither did her parents, probably she
didn’t demand it to herself either. Just options before her were little,
without them she would be as helpless as with them and also alone so common
good seemed the best option.
Typically in this kind of luck the one who is sacrificed
on behalf of group will be the one lacking more opportunities in life, the one
who when adults will have to settle with what he can accomplish without benefit
of tools available to rest of society. Nirmala has been fortunate that thanks
to the great work UNICEF is doing in her region has been reinserted between
children who go to school and have opportunities to progress in adulthood but
that is not the case of children in third world who do not have the privileges
of children in developed countries neither support received by children of countries
placed below third world.
So atrociously in the third world children are
expelled from their own environment on behalf of what their mother considers
her own good. In the poor sides of third world mothers throw their children to
live on the streets because they have got a new husband and he does not want them
at home. They sleep on sidewalks and in sewers. They beg, steal and prostitute
themselves to eat. Dope to forget hunger and cold, and they kill to survive. Like
Nirmala they had no choice. They will grow to be part of the underworld, commit
brutal crimes because brutal is the life they had to live and eventually will die
before we even find they exist.
Although irresponsibility of their mothers placed them
in such a situation they are not the present case, only I brought the subject
up as a terrible example of what can happen when we decide to sacrifice ourselves
for the good of others or allow others to sacrifice us. I know well it sounds
selfish but our own good should always prevail when making decisions.
Nobody has right to ask us to abandon school to work
for the good others. When a family lacks of resources the effort to overcome crisis
must come from the whole group, not only one person. Nobody has right to ask us
to strip off our moral and spiritual values to fulfill others’ needs. Nobody has right to ask us
anything that affects our own good which is the free development of our life
and obtaining tools that allow us to achieve a satisfactory life both in values
and affluence.
I must say the great solution to problems those who
ask us to do this or that for the good of group cause us is being capable to
say NO on time. Learning to put ourselves first, and assess the extent of our
ability and offer it to a ten percent below its highest extent. Education plays
a very important role in this regard. Third world would not have homeless children
if they knew their rights, if they knew they could report their mothers by
abandoning them, if they knew there are institutions that care for children
like them and prepare them for life. If they were clear they are the future and
therefore the priority. Teach your children to put themselves first and
recognize when someone tries to abuse them.
Say
NO to abuse.
¿Soportar
Abusos Es Ser Responsable?
Con
mucha frecuencia hablamos de ser responsables. La responsabilidad ejercida en
todas sus formas es un tema que ocupa muchas de las conversaciones que como
padres tenemos con nuestros hijos. Llamamos así a la obediencia; el acatamiento
de las normas del hogar, el colegio y de la sociedad. Sin embargo, la idea
básica de todo este empeño en exigir obediencia es que nuestros hijos aprendan
a ser responsables consigo mismos, a respetarse y valorarse en todo sentido.
Hemos
enfatizado una y otra vez que el bien colectivo es la meta que perseguimos como
familia. Además ese colectivo puede ser el trabajo, la iglesia, la escuela… En
bien de la comunidad familiar hacemos ciertos sacrificios. Cedemos tiempo libre
para ocuparnos de alguna labor o del cuidado de alguien. Dejamos de disfrutar
de ciertos lujos para que alguno de los miembros de la familia pueda tener
aquello que necesita. Hasta este punto el bien colectivo y la responsabilidad
funcionan bien pero a veces como acto de responsabilidad se nos pide que
incurramos en hechos que nos alejaran del bien nuestro que es después de todo
el más importante.
Hace
algún tiempo compartí en este blog la historia de Nirmala, una pequeña niña que
viéndose en el desamparo al perder sus padres se puso a trabajar para que sus
hermanitos tuvieran mejores oportunidades que ella. La vida no le pidió ser
responsable y tampoco lo hicieron sus padres, probablemente ella tampoco se lo
exigió a sí misma. Simplemente las opciones ante ella no eran muchas, sin sus
hermanos estaría tan desamparada como con ellos y además estaría sola así que
el bien común le pareció la mejor opción.
Lo
habitual en esta clase de suerte es que el que se sacrifica en nombre del grupo
será el que carezca de más oportunidades en la vida; aquel que en la adultez
tendrá que conformarse con lo que pueda lograr sin gozar de las herramientas
disponibles para el resto de la sociedad. Nirmala ha tenido la suerte de que
gracias a la gran labor que UNICEF realiza en la región en la que ella vive ha
sido reinsertada entre los niños que van a la escuela y tendrán oportunidades
de progreso al llegar a la adultez pero ese no es el caso de los niños del
tercer mundo que no tienen los privilegios de los niños de los países
desarrollados ni el apoyo que reciben los niños de los países que están por
debajo del tercer mundo.
De
manera brutal en el tercer mundo los niños son sacados de su propio entorno en
nombre de lo que la madre considera el bien de ella misma. En los cordones de
miseria del tercer mundo las madres arrojan sus hijos a vivir en las calles
porque han conseguido un nuevo marido y el no los quiere en casa. Duermen en
las aceras y en las alcantarillas. Mendigan, roban y se prostituyen para comer.
Se dopan para olvidar el hambre y el frio, matan para sobrevivir y ellos al
igual que Nirmala no tienen otra opción. Crecerán para ser parte del hampa,
cometerán crimines brutales porque brutal es la vida que les toco vivir y
finalmente morirán sin que alcancemos a enterarnos de su existencia.
Aun
cuando la irresponsabilidad de sus madres los coloco en tal situación ellos no
son el caso que nos ocupa; solo he traído el tema a colación como un terrible
ejemplo de lo que puede pasarnos cuando decidimos sacrificarnos en bien los
demás o permitimos que otros nos sacrifiquen. Se bien que suena egoísta pero
nuestro propio bien debe privar siempre a la hora de tomar decisiones.
Nadie
tiene derecho a pedirnos que abandonemos nuestros estudios para trabajar en
bien otros. Cuando una familia carece de recursos el esfuerzo por superar la
crisis debe ser de todo el grupo, no de una sola persona. Nadie tiene derecho a
pedirnos que depongamos nuestros valores morales y espirituales para satisfacer
las necesidades de otros. Nadie tiene derecho a pedirnos nada que afecte
nuestro propio bien que es el libre desarrollo de nuestra vida y la obtención
de las herramientas que nos permitirán alcanzar una vida plena tanto en valores
como en bienestar económico.
Debo
decir que la gran solución a los problemas que nos causan aquellos que nos
piden hacer esto o aquello en bien del grupo es saber decir NO
a tiempo. Aprender a ponernos en primer lugar, y a valorar el alcance de
nuestra capacidad y ofertarla hasta un diez por ciento debajo de ella. La
educación juega un papel muy importante en este sentido. El tercer mundo no
tendría niños desamparados si ellos conocieran sus derechos; si supieran que
pueden denunciar a sus madres por abandono, si supieran que hay instituciones
que acogen a niños como ellos y los preparan para la vida. Si tuvieran claro
que ellos son el futuro y por tanto la prioridad. Enseña tus hijos a ponerse en
primer lugar y a reconocer cuando alguien intenta abusar de ellos.
Dile
NO al abuso.
No comments:
Post a Comment