Spent this month I had no opportunity to meet with you
choosing perspective broach to the subject I wanted to publish. Answer came to
me by chance. In my tank I have a beautiful orange swordtale; black of tail and
sword. Shares space with scalars, guppies and comets. Although all are much
larger than him my fish thinks he is the shoal’s leader. Recently brought home
a blue swordtale and since the day arrived has been relegated to corners. Beset
and persecuted night and day by his jealous rival who is unwilling to allow any
kind of approach and attacks anyone who tries to be friendly but suddenly
everything changed.
I usually turn on the light and feed them early in the
morning but that day left it for later. Passed in front of the tank on way to
the kitchen and noticing I wouldn’t feed decided to remember me that he is the
priority. I saw something flying and mistook a mosquito. Had already finished
cooking and even had breakfast when decided to feed the fish. My beautiful
swordtale was not; suddenly saw something like fishing lure on the floor. Moved
it with my foot without understanding what would a lure do in my house. He
started to leap desperate. My swordtale tried to commit suicide over an hour before
and surprisingly was still alive. Tail and sword completely destroyed. Skin was
dry, dirty and discolored. It could hardly move. When I returned it to tank
through the slot he used to jump got stuck on the wall and I hurt him taking it
off. Hit the water half dead and unable to swim.
Seeing what happened with it the blue swordtale took
place directly under the other and held it until his body recovered moisture
and movement. Took good care of him over several days; pushed him toward food
because it seemed not to be able to see and guard it when a comet ate his
broken sword. Scared and battered brave rooster of tank now trembled whenever
approached another fish. Blue fish played with him to be scared and let my fish
persecute him to raise his self-esteem, then placed elegantly beside him and
continue to protect but good things last little. Physically recovered and with
sword growing again the brave rooster has once again become king of pond and
its protective back into hiding in the corners.
How ugly to bite the generous hand that once offered
her protection and what unfortunate how much we humans behave like this.
Que Feo Morder La
Mano Que Te Cuido
A lo largo de este
mes en el que no tuve oportunidad de encontrarme con Uds. estuve pensando desde
que punto de vista tocar el tema que deseaba publicar. La respuesta vino a mí
de manera fortuita. En mi pecera tengo un hermoso colisable anaranjado con la
cola y el sable negros. Comparte el espacio con scalaris, goupis y cometas. Aun
cuando todos son mucho más grandes que el mi pececito se cree el líder del cardumen.
Hace poco traje a casa un colisable azul y desde el día que llego ha estado
relegado en los rincones. Asediado y perseguido día y noche por su celoso rival
que no está dispuesto a permitirle ninguna clase de acercamiento y agrede a
todo el que intente ser amistoso con el pero de pronto todo cambio.
Acostumbro encender
la luz y alimentarlos temprano en la mañana pero ese día lo deje para más
tarde. Pase frente a la pecera de camino a la cocina y el colisable naranja,
viendo que no lo alimentaba decidió recordarme que él es la prioridad. Vi algo
volar y lo confundí con un mosquito. Ya había terminado de cocinar e incluso
desayunado cuando decidí alimentar a los peces. Mi hermoso colisable no estaba,
de pronto vi algo en el piso parecido a un señuelo de pesca. Lo moví con el pie
sin comprender que hacia un señuelo en mi casa. Empezó a dar brincos desesperado.
Mi colisable había intentado suicidarse hacia más de una hora y
sorprendentemente seguía vivo. La cola y el sable completamente destruidos. La
piel seca, sucia y decolorada. Casi no podía moverse. Cuando lo devolví a la
pecera a través de la ranura por la que salto se quedo pegado en la pared y lo
lastime despegándolo. Cayó al agua medio muerto y sin poder nadar.
Viendo lo ocurrido
el colisable azul se coloco directamente debajo de él y lo sostuvo hasta que su
cuerpo recupero la humedad y pudo moverse. Lo cuido a lo largo de varios días,
lo empujaba hacia la comida porque parecía no ver bien y lo custodio cuando una
cometa le comió el sable roto. Asustado y maltrecho el gallo bravo de la pecera
ahora temblaba cada vez que otro pez se acercaba. El pececito azul se jugueteaba
con él a que se deja perseguir, levantándole la autoestima, para luego
colocarse elegantemente a su lado y seguir protegiéndolo pero todo lo bueno
termina. Recuperado físicamente y con el sable creciendo otra vez el gallo
bravo ha vuelto a ser el rey del charco y su protector volvió a esconderse por
los rincones.
Que feo morder la
mano generosa que un día te brindo su amparo y que lamentable lo mucho que los
humanos nos parecemos a esto.
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