Double-edged sword is pain that just as destroys and causes
traumas also cures soul’s pains and provokes maturity. All Ecclesiastes Chapter
7 is committed to explaining how wisdom and maturity inhabit in the house of
pain but the pain it refers to is not abuse or reproof but the one caused by
the vicissitudes of life; that arising from the loss of a loved one, fighting
against serious illness or economic hardship. I call it double-edged sword
because the way we face the situation is to determine whether serve to our
spiritual growth or end up with us and perhaps with those around us.
It is true that while being depressed because of the
death of a loved one we reassess our achievements and our family and personal
life to take new actions that allow us to change what we dislike in ourselves,
improve our family and marital relationships or make changes in the course of
our lives but remain too immersed in it can disrupt our lives and before we
realize it damage the lives of those we love. Ferocious monster is depression
that will not allow us to break out of it until it pleases and it will pleases
it only the day we decide to move on out of our vicious circle.
It happen the same with the terminally ill; we can
jump from the terrace of the hospital or live what we have left to live life in
such way that heal the damage that our passage through this world may have
caused in those we love; that we inflict making them interact with our traumas.
When we do that often the result is that we live longer than predicted or we
heal and live the rest of our lives on a different level. The very reassessment
of that kind of circumstances leads us to value people who are part of our
environment and live more abundantly; be truly happy. Who survives a serious
illness often emerges with goals that match to the allege of Ricardo Alberto
Alessi:
I’ll pursuit what did not try
to find ‘till now and cry the tear I had contained.
I’ll lift up my eyes to heaven;
understand what I have not understood.
I will feel that I’m here now
and today and will live loving to live.
I will fight my delayed battles,
sing that forgotten song.
I'll give me what no one else can
give me; value the sincere hug and go away if not received.
I’ll forget selfishness, anger
and ego; forgive from my heart because forgiveness is forgetting.
I will love who deserves my
love, will be fairer to myself and will not care about the opinion of others.
I will try to be less perfect
and friendlier with my friends.
I’ll worry more on where I'm
going to and worry less on where I come from.
I’ll be just a human being.
Un Arma De Doble
Filo
Arma
de doble filo es el dolor que así como trauma y destruye cura las penas del
alma y la madura. Todo el capítulo 7 de Eclesiastés está dedicado a explicar
cómo en la casa del dolor habitan la sensatez y la madurez pero el dolor al que
se refiere no es el maltrato ni la reprensión sino el dolor propio de los
avatares de la vida. Ese que surge de la pérdida de un ser querido, el luchar
contra una grave enfermedad o la estrechez económica. Sigue siendo sin embargo
un arma de doble filo porque la manera en la enfrentemos la situación es la que
determinara si servirá para nuestro crecimiento espiritual o acabara con
nosotros y tal vez con los que nos rodean.
Cierto es que la
depresión por la muerte de un ser querido nos ayuda a reevaluar nuestros logros
y nuestra vida familiar y personal para tomar nuevas acciones que nos permitan
modificar aquello que nos disgusta en nosotros mismos, mejorar nuestras
relaciones familiares y de pareja o hacer cambios en el curso de nuestras vidas
pero permanecer demasiado tiempo inmersos en ella puede trastocar nuestra
propia vida y la de nuestros seres queridos y antes de que podamos percatarnos
de ello dañar el curso de la vida de los que amamos. Monstruo feroz es la
depresión que no nos dejara salir de ella hasta que le venga en gana y solo le
vendrá en gana el día en que decidamos tomar acciones para salir de nuestro
círculo vicioso.
Ocurre igual con
las enfermedades terminales, podemos saltar de la terraza del hospital o vivir
lo que nos queda de vida en forma tal que subsanemos el daño que nuestro paso
por este mundo pueda haber causado en los que amamos. Ese que les infligimos
haciéndolos convivir con nuestros traumas. Cuando eso hacemos a menudo el
resultado es que vivimos más de lo predicho o nos curamos y vivimos el resto de
nuestra vida en un nivel diferente. La reevaluación propia de esa clase de
circunstancias nos lleva a valorar más a las personas que forman parte de
nuestro entorno y a vivir más plenamente. A ser realmente felices. El que
sobrevive una grave enfermedad a menudo sale de ella con metas similares a la
afirmación de Ricardo Alberto Alessi:
Buscare
lo que hasta ahora no busque y llorare la lágrima contenida.
Elevare
mis ojos al cielo, comprenderé lo que no he comprendido.
Sentiré
que hoy y ahora estoy aquí y viviré amando la vida.
Luchare
las batallas postergadas, cantare aquella canción olvidada.
Me
daré lo que nadie me puede dar, valorare el abrazo sincero y me iré cuando no
sea recibido.
Me
olvidare del egoísmo, del rencor y del ego, perdonare desde mi corazón porque
el perdón es olvido.
Amare
a quien merece mi amor, seré mas justo conmigo mismo y no me importara la
opinión de los demás.
Tratare
de ser menos perfecto y más amigo de mis amigos.
Me
preocupare mas a donde voy y menos de donde vengo.
Seré
tan solo un ser humano.
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