If you ask me what loneliness is I’ll have to go
exploring to get to it. There are people who feel lonely when being surrounded
by happy people who sing and dance. There are those who feel lonely when no one
else is home and those who are alone when the one they love goes away for good
or in a trip. There is an even greater solitude; that of the one who has
achieved success and has everything in life; money, fame, success and even the
seemingly perfect couple but loneliness at the top is so deep that he looks
down to those who walk together dodging bad weather and bad circumstances and feels
envy deep inside his soul.
Perhaps we should say then loneliness is synonymous to
vulnerability and is more often caused by the way we deal with envy and
circumstances than by having no company. It's a really depressing spectacle to
behold from the top the souls of those around us, some want our favors, others
the kind of status our company brings them, others think if they act servile
sooner or later adulation will prove its profitability, they will be able then to sneak through us
traces of power over other men.
Some people succumb to flattery and end becoming
puppets of those around them and some find the truth behind others’ intentions
and become so distrustful that depose from their souls those who truly love
them. That's when loneliness comes in to fill spaces of our souls formerly
occupied by those who gave us their love in return for the love we gave.
Loneliness doesn’t have social class, spheres of
power, education levels or races. Loneliness of the rich boy whose parents do
not grant giddiness time is no different from the loneliness of the hopeful boy
without income to make his dreams come truth. Neither is distinct loneliness of
the educated man whom everyone envy and cannot share his joys with anyone from
the loneliness of a beggar wandering in the streets looking for a crust of
bread. Loneliness is white when we occupy the void in our souls reading a good
book to take us on a trip to unknown worlds and it is black when the pinnacle
looks like a good crest to jump into the abyss to end our misery.
There are no recipes to cure loneliness but some
attitudes can mitigate it. If you want a key I would have to say you must seek
every day in the mirror of your own soul. If you never forget who you really
are flattery will not vitiate your true essence. When you are certain of who
you are what others say, weather it is truth or not, cannot twist your soul.
Smile always for smile is the key that opens the doors to every present soul.
Whether you're the winner or the needy everyone give more attention to those
who are friendly. Listen to the arguments of others from outside without taking
it as personal grievances. Allow yourself the right to be perfectible. Being
just a human is not a mortal sin, admit your faults humbly and learn from your
mistakes the lesson they bring you.
Never make fun of those who love you and those who
seem to act slavishly or you will lose both love and company. Nor wrest your
principles to please others to keep their company, others will come to value your
essence and respect your ideas.
Above everything in this world be completely human,
humanity is the best quality of man. Feel with the suffering, value the anger
of protesters and if you can do something about it. Vibrate with the loving
ones, don’t just stand there watching the spectacle of life pass before your
eyes.
Opposite of loneliness is bliss and this is not found
elsewhere that within our own soul, there is where you should cultivate it. It should
not depend on company or circumstances but on who you are and how you feel
about it. If you want to be respected by others respect yourself first, if you
want to be loved love yourself, if you want to be valued allow yourself the
place you deserve. These are the three foundations of happiness and it begins
and ends within ourselves. Do not expect from others what you yourself do not
grant you.
Soledad
Si me preguntas que es la
soledad tendré que ir explorando para llegar a ella. Hay personas que se
sienten solas cuando están rodeadas de personas felices que cantan y bailan.
Hay personas que se sienten solas cuando no hay nadie en casa y aquellas que
están solas cuando el objeto de su amor los abandona o se va de viaje. Hay una
soledad aun mayor; la del que ha alcanzado el éxito y todo lo tiene en la vida;
dinero, fama, éxito e incluso la pareja aparentemente perfecta pero la soledad
en la cúspide es tan grande que mira hacia abajo y envidia a los pasantes, esos
que caminan juntos sorteando el mal tiempo y las malas circunstancias.
Tal vez debiéramos decir
entonces que soledad y desamparo son sinónimos y que la causa más veces la manera
en que sorteamos la envidia y las circunstancias que la ausencia de compañía.
Es un espectáculo realmente deprimente el contemplar desde la cúspide las almas
de aquellos que nos rodean; unos quieren nuestros favores, otros el status que
nuestra compañía les brinda, otros piensan que si actúan con adulación tarde o temprano el
conocernos resultara redituable para ellos, que podrán escamotear a través de
nosotros trazas de poder sobre los demás mortales.
Hay quien sucumbe ante la
adulación y termina convertido en títere de los que lo rodean y también quien
se percata de las malas intenciones de los demás y se torna tan desconfiado que
aleja de si a los que en verdad lo aman. Es entonces cuando surge la soledad
para llenar los espacios de nuestras almas que antes ocupaban aquellos que nos
daban su amor a cambio del cariño que éramos capaces de otorgar.
La soledad no tiene clases
sociales, esferas de poder, niveles de instrucción ni color de piel. La soledad
del muchacho rico al que sus padres no le conceden tiempo de fraternización filial
no es distinta que la del muchacho lleno de esperanzas sin medios para convertir
en realidad sus sueños. Ni es distinta
la soledad del profesional al que todos envidian y con nadie puede compartir
sus dichas que la del mendigo que vaga en las calles en busca de un mendrugo de
pan. La soledad es blanca cuando ocupamos el vacio en nuestras almas leyendo un
buen libro que nos lleve de viaje a mundos ignotos y negra cuando la cúspide
parece un buen lugar para saltar al abismo y dar fin a la desdicha.
No existen recetas para
curar la soledad pero si actitudes que pueden palearla. Si buscas una clave
tendría que decir que veas cada día en el espejo de tu alma, que nunca olvides
quien eres en verdad para que la adulación no pueda viciar tu esencia. Si tu sabes
bien quién eres lo que dicen los demás, sea malo o bueno lo que dicen, no puede
torcer tu alma. Sonríe siempre, la sonrisa es la llave que abre las puertas de
las almas de todos los presentes. Sea que eres el triunfador o el necesitado
todos brindan mayor atención a quien no escatima su afectividad a nadie.
Escucha los razonamientos de los otros desde afuera sin convertir en algo
personal sus quejas. Concédete a ti mismo el derecho a la perfectibilidad. No
es pecado ser un simple mortal, admite
tus faltas con humildad y aprende de tus errores la lección que ellos te
aporten.
Nunca hagas mofa de los
que te aman ni de los que parecen actuar servilmente o perderás tanto el amor
como la compañía. Ni tampoco tuerzas tus principios para complacer a otros por
no quedarte solo, otros vendrán que valoren tu esencia y respeten tus ideas.
Por sobre todas las cosas
del mundo se humano, la humanidad es la mejor cualidad del hombre. Siente con
los que sufren, valora la cólera de los que protestan y si esta en tus manos
haz algo al respecto. Vibra con los que aman, no te quedes ahí parado viendo el
espectáculo de la vida transcurrir frente a tus ojos.
Lo opuesto a la soledad es
la dicha y esta no se encuentra en otro lugar que dentro de nuestra propia
alma, es ahí donde debes cultivarla. No debe depender de la compañía ni de las
circunstancias sino de quien tu eres y como te sientes contigo mismo. Si
quieres el respeto de otros respétate tu, si buscas amor quiérete tu primero,
si quieres ser valorado concédete tu el lugar que mereces. Esta son las tres
bases de la felicidad y ella comienza y termina dentro de nosotros mismos. No
esperes de los demás lo que tú mismo no te concedes.
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